Anna Petrus es parte del jurado de la sección Illes en Curt, una de las dos secciones competitivas que hemos organizado y que servirá de catapulta para los realizadores baleares que quieran dar a conocer sus obras. Ella es directora de cine, crítica cinematográfica en diversas publicaciones y profesora en la Universidad Internacional de Cataluña y La Casa del Cine. Su cortometraje Aniversari (2013) ganó el premio Corto Balear del festival Mèdit y el premio al mejor cortometraje en el festival Filmets. Para ver su perfil completo, pinchad aquí.
¿Qué elementos integran un buen cortometraje?
Para mí, los mismos que integran el buen cine en general: una puerta de entrada a un misterio que, sin ser explícito, nos cuenta algo sustancial sobre la existencia humana.
Tu corto Aniversari ha recibido varios premios y menciones. Es un corto que apunta directamente a las emociones. ¿Es el objetivo de un cineasta poner luz a aquellas sensaciones que parecen estar dormidas?
Como disciplina artística, existen muchas y diversas tendencias cinematográficas, algunas de ellas que apelan más bien a la razón, y no tanto a la emoción. Sin embargo, y en esencia, es cierto que el cine está hecho de emociones. El público va al cine para sentir algo. En este aspecto, los grandes cineastas son creadores que dominan las emociones, que tienen un sexto sentido para captarlas y traducirlas en imágenes y sonidos.
¿Estás embarcada en algún proyecto nuevo?
Ya hace un tiempo que tengo el deseo de sacar adelante mi primer largometraje. Con la crisis económica y mi maternidad he tenido que retrasar su puesta en marcha. Pero todo llegará en su momento.
Antes, la realización de una pieza audiovisual, ya sea corta o larga, estaba reservada a un grupo de profesionales muy reducido. Ahora, con las tecnologías que tenemos a nuestro alcance, cualquiera tiene los medios para hacerlo. ¿Se puede considerar una ventaja?
Es una ventaja en cuanto a la producción y a la democratización de la creación cinematográfica, ya que permite que los creadores puedan realmente dirigir sus filmes sin tener que estar sometidos a los rígidos imperativos industriales que había antes.
Sin embargo, también es un inconveniente en cuanto a la distribución y la exhibición de las películas. Actualmente, el principal problema de la producción cinematográfica es la visibilidad de las obras. Es más sencillo hacer películas pero, ante la ingente producción cinematográfica a nivel mundial, se hace más difícil que alguien las vea.
¿Las nuevas tecnologías son el puente que supera los inconvenientes de la insularidad que sufren los cineastas baleares?
Pudiera ser, pero pienso que el tema de la insularidad se ha convertido en un estado mental y que para superarlo nos hace falta algo más que las nuevas tecnologías: una voluntad de estar conectados y creer que nuestra singularidad como isleños puede tener una trascendencia universal.
¿Crees que faltan eventos relacionados con el cine en Baleares?
Encuentro que falta una educación cinematográfica que abarque todos los niveles educativos desde la niñez. Pero este no es un problema específico de las Islas Baleares sino del país en el que vivimos. Nos falta cultura cinematográfica y amor por el cine, sobre todo por nuestro cine. Y más teniendo en cuenta que el cine es hoy el principal vehículo conector de las culturas del mundo. Deberíamos fijarnos en un país como Francia en el que el cine, como la literatura, es considerado un bien cultural de primer orden.
Desde tu experiencia, como cineasta y como menorquina, ¿podrías dar algún consejo, a los que quieren dedicarse a esta profesión?
El primero es ver mucho cine porque, en mi faceta de profesora, me encuentro muchos alumnos que quieren hacer cine pero que nunca ven. Me parece un despropósito. El segundo es tener algo importante que contar y que merezca hacer el esfuerzo de levantar una película.